Por Hildamar Toro
Alvarez, 04/12/2012
“No
oprimas al forastero; ya sabéis lo que es ser forastero,
Porque forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (Éxodo: 23,9)
Porque forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (Éxodo: 23,9)
Después
de leer el artículo, de Andrés Oppenheimer, titulado, “gracias Hugo”, debería
sentirme enormemente honrada. Primero porque el autor del artículo de opinión,
hace mención a compatriotas que se lucen y destacan en fronteras ajenas a
Venezuela; no sólo en la empresa privada, sino en la “gestión pública”, el
mayor desafío en cuanto a iniciativa emprendedora para dirigir al mundo; porque
para nadie es secreto, el colapso gerencial que en lo público, se ventila en
algunos países de Europa, islas del Mediterráneo, y la propia América en su
zona norte y central.
Como ciudadanos, no ajenos a
lo que sucede en nuestro terruño y el mundo, vivimos de “susto en susto”:
guerra televisada, terroristas y asaltantes exaltados por la función mediática,
y la cháchara permanente de líderes políticos que mienten u omiten verdades, y
que son percibidos así, como mentirosos, por los televidentes desde la delgadez
plataforma del plasma.
Algo pasa, y nos está arropando:
alegrías, tristezas, desaciertos, e incertidumbre; y de ésta, más de ella en lo
que va del siglo XXI.
Oppenhaimer en el texto de
referencia, y que da lugar a estas reflexiones, habla de casi un 3 por ciento ,
de los venezolanos, como medida, que emigraron en esta década, y de la
Venezuela de ahora; y nosotros, en la distancia, recordamos a los muchos
mayameros venezolanos de los años 70 y 80. Otra Venezuela, y otros venezolanos.
Enhorabuena por los que se
han ido a otras tierras y concretado, con gran esfuerzo y sacrificio, levantar
cabeza; porque para algunos, el dolor de la patria perdida, iba en la maleta.
También, enhorabuena para
aquellos que se han quedado en el país, quienes con suma valentía, y con un
camión de coraje, que no evita que les tiemble de vez en cuando el alma, siguen
luchando por los principios universales de la vida y la honestidad.
Sí, enhorabuena a estos
venezolanos profesionales, de edades comprendidas entre 22 y 50 años; algunos
de estratos bajos, otros entre medios y altos; pero todos con la comprensión de
que el país cambió, por quedarse.
Gracias entonces a todos los
venezolanos aún dentro, y los de afuera, porque también -en su medida- no han
permitido que “nos roben la esperanza de una mejor, preparada y próspera
Venezuela”. Sin duda; otros venezolanos.
Gracias Oppenheimer por
inducir estas ideas!
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