Editorial del #Parlamentoscopio8
Por Xavier Rodríguez Franco, 30/11/2012
En las últimas semanas el sistema
político venezolano ha evidenciado importantes patrones de comportamiento
institucional que invitan a reflexionar sobre el venidero 2013, en términos de
lo que el propio Presidente Chávez ha entendido como una “nueva etapa” en la
revolución. Vivimos momentos que nos muestra cómo un proceso político puede
sostenerse en el tiempo sin encontrar instaurar un régimen institucional que le
sea cabalmente funcional. El desempeño institucional presente y futuro, depende
hoy más que nunca de un anuncio, de un estado de ánimo, de salud, de un símbolo
discursivo, de un operativo, de una orden, también de la esperanza que tal o
cual ámbito de acción gubernamental sea recordada en una mención presidencial
en cadena nacional. El recrudecimiento de la pérdida de autonomía y la
desprofesionalización de la burocracia es hoy parte de la resaca electoral. Tal
circunstancia pareciera estar implícita en el uso adjetival de la palabra “constituyente”
durante las últimas semanas. Un uso que inexorablemente se enmarcan en un
contexto electoral que no ha terminado y que empezó el pasado 07 de octubre;
aunque en el desempeño de buena parte de la clase política, pareciera haber
terminado -para lo cual pudiéramos usar una expresión importada del boxeo-
“desde el primer round”.
Importantes figuras políticas del
país, incluyendo representantes parlamentarios, han comenzado un ciclo de
debates denominados como “proceso constituyente”, las cuales en aclaratorias
pulsadas por la prensa, plantean que “no buscan alterar el texto
constitucional”. Sin embargo, sobre este y otros tema realizamos un estudio cualitativo de élites parlamentarias
para el mes de septiembre y cuándo preguntamos si era factible una Asamblea
Nacional Constituyente para el año 2013, manifestaron con claridad, que por los
momentos no era factible y que no estaba planteado, no obstante en ningún caso
la idea fue descartada.
Ante estas circunstancias,
debemos aclarar que de acuerdo al texto constitucional, una convocatoria a
una Asamblea Nacional Constituyente (Capítulo III) como iniciativa del Poder
Legislativo (artículo 348) requiere una aprobación de las dos terceras partes
de los diputados(as), lo que equivaldría al voto favorable de 110 diputados,
cantidad que de acuerdo a la correlación de fuerzas parlamentarias actuales,
luce bastante difícil de materializar por esta vía. Sin embargo, esta realidad
no imposibilita ninguna de las otras formas de convocatoria: el Presidente en
Consejo de Ministros, dos tercios de los Concejos Municipales (poco probable) o
empleando la vía de la iniciativa popular con el respaldo del 15% de los
electores inscritos en el Registro Electoral.
En todo caso, el 2013 comienza un nuevo período
presidencial con más continuidad, narrativa y certidumbre que nunca, con
catorce años de desempeño político a sus espaldas y que pudiera emplear en
cualquier momento su capital político para convocar reformas aún más profundas
a las ya conocidas. Sin embargo, el principal elemento estratégico a conquistar
para este nuevo período, desde ya, es que ese 45% del electorado que no le
votó, deje de pensar en sus propias posibilidades de acción política como
oposición. Solo desarticulando las capacidades de autonomía de la oposición, se
minimizan las posibilidades de contención del nuevo esquema de gobernabilidad
2013-2019. Y en este sentido, no hay nada que desarticule con mayor eficacia a
la oposición que adentrarse en la dialéctica sobre las comunas (que operan
desde mucho tiempo atrás con la figura de los Consejos Comunales) para lo cual
ofrecen poco más que reactividad. Es por ello que resulta medular para el
gobierno que la oposición se mantenga en el ámbito dónde sean menos
propositivas.
Ante este contexto, consideramos que el parlamento
jugará un rol importante en esta dinámica reformista gubernamental, que desde
ya comenzó a tomar en cuenta la magnitud de la erosión de su respaldo social,
el cual ha sido visto de cerca por primera vez. Asimismo, es importante
recordar que es esta legislatura de la Asamblea Nacional, la única instancia
política de alcance nacional a la que la oposición tiene acceso en los próximos
seis años. Por todo ello, resulta imperativo que cada actor político implicado
en su ámbito de acción asuma con responsabilidad su rol, ante los desafíos que
nos plantea un futuro inmediato de inminente profundización del proceso
revolucionario.
Para comprender la importancia del rol parlamentario, traemos una compilación de artículos de gran valía documental. En primer lugar, Facundo Galván nos trae un acucioso análisis sobre cómo entender la situación política actual Argentina y cuál pudiera ser la hoja de ruta de canalización de la protesta, entre ciudadanos y congresistas, tomando en cuenta la proximidad de las elecciones parlamentarias del 2013. Por otra parte, desde Brasil nos ilustra María Lílian de Medeiros, cómo el discurso parlamentario puede guiar desde la persuasión y la narrativa de las ideas el arduo camino constituyente de la democracia.
Por otra parte, conoceremos los avances y
dificultades del proceso de inmersión de los parlamentos a la ciudadanía
digital, la cual cada vez más se exige de los Poderes Legislativos a nivel
mundial. Proceso global que busca una mayor democratización y transparencia en
el acceso ciudadano de información pública, como ocurre actualmente en el
propio sitio web del Parlamento Europeo, tal como nos relata detalladamente
Beatriz Martisi. En este contexto, destaca también nuestra entrevista del mes,
a través de la cual conoceremos a un diputado altamente comprometido con la
causa de la transparencia parlamentaria y el gobierno abierto a partir de las
herramientas informáticas como Leomagno Flores. Esperamos que esta edición sea
edificante para nuestra creciente comunidad de lectores.
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